
Apuntes para la interpretación del patrimonio (I)
Estamos en otoño y es buena época para que organicemos alguna actividad donde se visite un recurso patrimonial, ya sea natural (por ejemplo un espacio natural protegido) o histórico-cultural (un centro de interpretación etnográfico, un monumento, un museo, etc.). Si deseamos que dicha visita sea lo más provechosa posible, tendremos que plantearnos hacerla desde el punto de vista de la interpretación. El estadounidense Freeman Tilden está considerado el padre del turismo interpretativo y desde su primera definición de interpretación (allá por 1957) hasta nuestro días podemos decir que existen muy buenos teóricos del arte de la interpretación. Hace unos años participé en un curso organizado por el Parque Nacional de Sierra Nevada y el CENEAM (Centro Nacional de Educación Ambiental) sobre interpretación medioambiental en el medio natural. Tuve la suerte de conocer a grandes “gurús” de la interpretación en espacios naturales como Francisco Guerra “Nutri” o Guillermo Ayala. En esos momentos yo era gerente de una empresa de actividades recreativas y también actuaba de “guía” en numerosas ocasiones, por lo que agradecí enormemente toda la experiencia y reflexiones que nos transmitieron en dicho curso. De aquellas experiencias quiero iniciar una serie de post sobre la interpretación de recursos patrimoniales.
Una primera cuestión es fijar los objetivos de la interpretación:
– Uno primero debería ser ayudar a que la persona visitante desarrolle una profunda conciencia, apreciación y entendimiento del lugar que visita, convirtiéndose en una experiencia enriquecedora y agradable.
– Otro objetivo: alertar del uso adecuado del recurso y minimizar el impacto humano.
– Más: promover una comprensión pública de los fines y actividades de la institución que gestiona el recurso.
Está comprobado que las personas respondemos mejor al contacto personal que a cualquier otro medio (autoguías…) ya que, por regla general, se facilita el uso de los sentidos, se responde a dudas, se acomoda al nivel de la persona visitante… En otra ocasión nos extenderemos sobre los principios de Freeman Tilden y las aportaciones de otros autores, así como otros aspectos relacionados con la interpretación. Hay mucho de qué tratar ya que, como decía Guillermo Ayala en el curso mencionado, las personas intérpretes no son guías de turismo (aunque a veces trabajen con “guiris”), ni son entrenadores personales (aunque se haga “como deporte”), ni actores o actrices (aunque la interpretación del patrimonio sea un arte y en ocasiones se le eche algo de teatro al asunto), ni cargos políticos (aunque se “vendan” las ideas de las administraciones).
Veamos ahora algunos consejos para la persona intérprete en función de las características básicas del grupo:
– Niños y niñas: hablarles a nivel de los ojos y realizar juegos y otras actividades acordes a su edad.
– Jóvenes: permitir una mayor relación interpersonal.
– Personas mayores: realizar más paradas de descanso, permitir más tiempo para la ruta guiada, dejar tiempo para que cuenten historias, contar con asistencia médica…
– Personas invidentes: facilitar el acceso de perros guías, ofrecer el brazo para caminar, dar descripciones detalladas, no elevar la voz…
– Personas sordas o con problemas de audición: dar las explicaciones de cara a participantes, hablar claro y despacio, ofrecer papel y lápiz para facilitar la comunicación, tener conocimientos básicos de Lengua de Signos…
– Personas con movilidad reducida: buscar un itinerario adaptado, no tocar la silla de ruedas, muleta o bastón a menos que lo soliciten, rutas cortas y llanas…
– Personas con diversidad funcional de carácter psíquico: realizar actividades de desarrollo sensorial, simplificar los contenidos…
Como he dicho, en este tema queda mucho por decir. ¿Nos dejas tu comentario sobre tu experiencia, intereses…?